El Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS) se suma al beneplácito por la promulgación de la Ley contra la Discriminación, pero lo hace desde una mirada critica a los denominados “avances” en materia de respeto a los Derechos Humanos de la Diversidad sexual. Vemos en la Ley contra la Discriminación un nuevo montaje del Estado chileno, pues no se hace cargo de una demanda histórica de la diversidad sexual, y la aprueba frente a una coyuntura específica. En relación a esto, señalamos:
1.- La Ley contra la Discriminación no soluciona los problemas de fondo: no establece políticas públicas en favor de la igualdad de derechos, y no posee un carácter reparativo para las victimas de discriminación. Esta Ley no compromete un sólo peso en materia de prevención de hechos discriminatorios y crímenes de odio.
2.- La aprobación de esta ley resulta un lavado de imagen de un Chile violador de los Derechos Humanos de la Diversidad Sexual, un Estado condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Caso Atala vs Chile) que no ha sido capaz de hacerse cargo del respeto a la diferencia.
3.- La aprobada Ley contra la Discriminación no establece acciones efectivas de afirmación, y no destina fondos para el establecimiento de políticas públicas concretas, tales como campañas públicas de prevención, capacitación del aparato administrativo en torno a temáticas de diversidad sexual, prevención de bullying escolar por orientación sexual e identidad de género, entre otras. Todo eso termina haciendo letra muerta el propio articulado de la ley.
4.- En las últimas semanas, ha quedado en evidencia que una ley no es ingeniería social, y que el país no ha cambiado. Sólo en nuestro Movimiento hemos registrado cerca de 10 casos de agresiones graves a personas de la diversidad sexual desde la aprobación de la ley. La Ley contra la Discriminación llegó, llega y llegará tarde, dado su carácter de acción limitado y posterior al acto de discriminación.
5.- La Ley contra la Discriminación relativiza la importancia de la igualdad de derechos frente a otros Derechos Humanos (Art. 2 inciso 2° de la Ley), lo cual resulta una contradicción jurídica en el plano del entendimiento del Derecho Internacional de Derechos Humanos, donde la igualdad se alza como piedra angular de una sociedad democrática.
Es por ello que el Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS) exige, a través de un emplazamiento directo al Estado chileno y a la sociedad en su conjunto, el respeto a todos los Derechos Humanos, como princípio fundamental para hacer de éste un país desarrollado y realmente democrático.
Nada que aplaudir; nos paramos para protestar.