Análisis de las medidas de prevención del VIH propuestas para la vía Sexual, desde la mirada del MUMS.

¿QUE PASA CON LA EFICACIA Y LA EFICIENCIA DE LAS MEDIDAS DE PREVENCIÓN?

Como puede observar, son sólo cuatro las medidas propuestas para evitar el riesgo de transmisión a través de la vía sexual. Sin embargo, no es tan simple como parece, ya que para que estas medidas sean efectivas y eficaces, necesariamente tienen que estar incorporadas en una estrategia individual global, que sea coherente con el estilo de vida de cada individuo y que sea sostenible en el tiempo. Esto significa que dicha estrategia tome en consideración todos los aspectos de la vida del individuo y no sólo su actividad sexual; en particular, aquellos que lo hacen más vulnerable al riesgo.


¿ES EFICAZ Y EFICIENTE LA ABSTINENCIA SEXUAL?

La abstinencia sexual es una práctica muy eficaz cuando se implementa como medida de prevención, pero casi siempre resulta poco eficiente, ya que es poco real y la mayoría de las veces no se sostiene en el tiempo. Generalmente, la abstinencia se implementa por períodos más o menos cortos de tiempo, probablemente, a raíz de algún temor surgido al sentirse cercano a alguien afectado por la epidemia.

El problema se puede presentar cuando se rompe la abstinencia, tomando en cuenta que durante ese tiempo, la persona ha mantenido reprimido su deseo sexual; y la motivación principal de ese momento será satisfacerse sexualmente. Por esa razón, puede ser que no este en condiciones de medir las consecuencias de una práctica sexual determinada, o que no se sienta capaz de negociar adecuadamente alguna medida de prevención. En este momento, la persona se estaría enfrentando a una situación de mayor vulnerabilidad frente al riesgo de adquirir VIH.


¿QUÉ PASA CON LA PAREJA SEXUAL EXCLUSIVA?

La pareja sexual exclusiva, también puede ser una medida eficaz pero poco eficiente. El término «pareja», no deja de ser un concepto subjetivo, cuyo significado varía dependiendo de la historia y las experiencias de cada individuo. Además, considerando la estructura cultural de nuestra sociedad en relación con la forma en cómo se entienden y se implementa las relaciones de pareja; la exclusividad sexual no es un hábito muy común, es poco real y por lo tanto, difícil de sustentar en el tiempo.

El tiempo de duración de una pareja, es otro elemento subjetivo y variable. Unas semanas, un mes, un año, muchos años, dependiendo de los factores externos e internos de ambos individuos y de su experiencia. Cabe recalcar que para que la pareja exclusiva sea una medida de prevención efectiva, ambas personas deben ser seronegativas, es decir, no vivir con el VIH y tener la certeza de ello.

¿Y LAS PRÁCTICAS DE SEXO MÁS SEGURO?

Al igual que las anteriores, la implementación de prácticas sexuales que no impliquen la penetración, tampoco es muy eficiente, tomando en cuenta que dentro de nuestra cultura sexual, la penetración es reconocida por la mayoría de las personas, como la única forma de relacionarse sexualmente.En este sentido y para mejorar la eficacia de esta medida de prevención, se plantea un gran desafío que incluye el reconocimiento del propio cuerpo y el del otro, de las necesidades y los placeres mutuos, de aquellas cosas que nos pueden hacer sentir plenos.

¿ENTONCES NOS QUEDAN LOS CONDONES?

El uso correcto del preservativo, es una medida de prevención muy eficaz, sin embargo presenta un bajo grado de eficiencia. Esta baja eficiencia se debe mayoritariamente al refuerzo social negativo que tiene el preservativo y al desconocimiento de la forma correcta de utilizarlo. Además, hay que considerar el fuerte rechazo público de la iglesia católica y otras autoridades «morales» a su utilización; y la creencia existente en el imaginario social que el uso del preservativo disminuye el placer sexual. Otro elemento importante que hay que tener en cuenta, es la falta de recursos económicos para comprarlos y de lugares de fácil acceso para adquirirlos.

¿QUÉ HACER ENTONCES PARA REVERTIR LA ESCASA EFICIENCIA DE LAS MEDIDAS DE PREVENCIÓN?

Para lograr que estas medidas de prevención eleven su grado de eficiencia, es importante que paulatinamente se vayan incorporando dentro de la estrategia individual que cada persona construye y aplica en su vida sexual.El desafío consiste en que el individuo pueda analizar cada situación de su vida, con el fin de reconocer cuales son los motivos que lo hacen ser más vulnerable frente al riesgo. Esto quiere decir, que es fundamental que cada persona descubra cual es el momento y la causa que le hace «bajar la guardia»; qué hace que se confíe y crea que nada va a suceder.

¿CÓMO SE PUEDE LOGRAR ESTO?

Se puede pensar que esta situación sería provocada por que no se cuenta con la información o no se la entiende claramente, sin embargo, la mayoría de las veces, la persona maneja toda la información necesaria y, aún así, se expone al riesgo. Es precisamente en estas ocasiones, cuando es recomendable que el individuo fije su atención en lo que lo hace más vulnerable, con el fin de trabajarlo e ir diseñando su estrategia individual, pensando en las distintas formas en que podría enfrentar esta situación en el futuro. Dentro de la estrategia de prevención individual, este análisis personal, es reconocido como la «gestión individual del riesgo».

¿DE QUE SIRVE REALIZAR UNA GESTIÓN INDIVIDUAL DEL RIESGO?

Una vez que el individuo a realizado su gestión de riesgo, es posible trabajar en el diseño de su estrategia individual para disminuir las posibilidades de adquirir el VIH. Es importante comprender que esto es un proceso lento y progresivo, donde la persona tiene la posibilidad de ir probando estrategias provisorias y de evaluarlas, con el fin medir el grado de facilidad o dificultad que presenta cada una de ellas.

Los intentos provisorios pueden ser muchos y de los más variados estilos; y eso es muy positivo, ya que de esta manera, cada persona puede determinar cual es la estrategia más adecuada para su estilo de vida, la que presenta menos dificultades para implementarla y la que se sostiene con mayor facilidad en el tiempo. Este proceso se reconoce como «cambio de comportamiento».

¿CÓMO ENTENDER ESTO EN LO CONCRETO, EN LA VIDA COTIDIANA?

Para entender un poco mejor lo anterior, revisemos la siguiente situación: Dos persona se encuentran en un lugar y momento determinado, en la calle, en la disco, en un bar; y surge la posibilidad de tener una aventura sexual. Lo más probable es que no se hable sobre el SIDA, aunque ambos estén preocupados por el tema y manejen la información. También, es muy probable que ninguno de los dos quiera hablar del sexo más seguro y que en el momento que se produzca la penetración, ninguno hable del preservativo como medida de prevención, y finalmente no se use.

¿Qué es lo que podría provocar esta situación?. Podría ser que ambos tengan temor al que dirán, – «que ira a pensar de mi si hablo del SIDA en este momento» -. Quizás puede ser que ambos piensen que plantear el tema podría arruinar la conquista y perder la posibilidad de tener la aventura; sobre todo si ambos se sienten muy atraídos, – «puede pensar que yo tengo SIDA y se va a arrancar»-. En una situación como esta, serían los temores los que estarían provocando que ambas personas se hagan más vulnerables, que bajen su guardia frente al riesgo.

Para profundizar más aún en este punto, agreguemos otro elemento: Se da la misma situación, sólo que estas vez ambos plantearon previamente su preocupación por el tema y ambos aseguraron siempre usar preservativo, sin embargo en el momento en que había que poner el preservativo, ninguno toma la iniciativa y finalmente no lo usaron.

¿Qué es lo que podría haber pasado ahora?. Podría ser que ambos quedaron a la espera que el otro tomara la decisión, quizás porque se podría percibir que el que toma la iniciativa tiene mucha más experiencia, una vida sexual mucho más activa, o peor aún, es más «promiscuo». También es posible que se vea al otro con una apariencia -«sana, limpia, más bien tranquilo»- , es decir, -«imposible que tenga el virus»- , por lo tanto se percibiría que el uso de preservativos es completamente innecesario. En esta situación, podríamos reconocer que los prejuicios estarían provocando que las personas se haga más vulnerable.

¿ENTONCES COMO SE PUEDE ENTENDER Y APLICAR LA PREVENCIÓN PARA QUE SEA EFICAZ?

La prevención se plantea como un estilo de vida propio, una forma de experimentar la sexualidad, construida por uno mismo, producto de una apropiada gestión individual de riesgo y del cambio de comportamiento logrado. No significa renunciar a las prácticas que dan más placer y dejar de hacerlas, sino más bien, plantea la posibilidad de reconocer la forma de realizarlas de manera más segura.

¿QUÉ PASA CON LA PROMISCUIDAD EN RELACIÓN A LA PREVENCIÓN?

En términos de la prevención, la crítica y el enjuiciamiento del estilo de vida implementado por cada persona, no son significativos, ya que no hacen ningún aporte para el cambio de comportamiento. Cabe señalar que las personas que optan por la multiplicidad de parejas sexuales, son fuertemente enjuiciadas y criticadas, incluso por personas que también viven esta situación sin reconocerlo públicamente. Esto responde al doble estándar en el que vive nuestra sociedad. La promiscuidad, aparece como un práctica «moralmente» cuestionada, partiendo de la base que los valores morales son iguales para todos, negando la diversidad valores, cuyas escalas son construidas y validadas individualmente.

Se afirma que la promiscuidad es el principal factor que facilita la transmisión del VIH, desde el entendido que las personas que optan por este estilo de vida, se cuidan menos y se exponen más, dada la cantidad de relaciones sexuales penetrativas desprotegidas que se mantienen.

De esta manera, se desconoce que el riesgo de adquirir el VIH no depende de la cantidad de veces que se realiza un penetración, ni de la cantidad de parejas sexuales que se tenga; sino más bien, el riesgo esta determinado por la forma en que se realiza, es decir si se usa o no el preservativo. Existe mucho más riesgo en mantener relaciones penetrativas con pocas o una sola persona, sin usar preservativos, que mantener muchas relaciones penetrativa con muchas personas usando siempre el preservativo correctamente.

¿CÓMO SE PODRÍA RESUMIR TODO ESTO?

En resumen, se puede comprobar que la prevención frente al VIH es una responsabilidad de cada individuo, dado que el reconocimiento del riesgo personal y los cambios de comportamiento que alejen la posibilidad de adquirir el virus, dependen de cada uno de nosotros. Desde este punto de vista, no existen víctimas y victimarios, que nadie infecta a nadie, que son las personas las que se exponen, en la medida que tomas decisiones más o menos adecuadas.

También se puede comprobar que los prejuicios y las creencias no permiten visualizar claramente la prevención, planteándola como un tema directamente relacionado con valores morales impuestos, fomentando la idea que las personas que implementan estilos de vida distintos a los establecidos no tienen valores, y a su vez, que estos no tienen la misma validez.

Todas las personas pueden concretar un cambio de comportamiento que les permita alejarse del riesgo de adquirir el VIH, todo depende del reconocimiento de la necesidad individual de cambio y de la voluntad de realizarlo. También depende del descubrimiento y desarrollo de las capacidades individuales que le permitan implementarlo y mantenerlo en el tiempo.