Por Michael Van Gelderen
La historia de los prisioneros homosexuales durante el régimen nazi fue silenciada durante casi cinco décadas, aún cuando la guerra hubiese ya terminado, porque ni los aliados ni los gobiernos alemanes y austriacos los reconocieron como víctimas del régimen nazi.
El triángulo rosado es uno de los símbolos conocidos de la comunidad gay. Tuvo su primer uso en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y actualmente nos recuerda las tragedias de esa era. Si bien los homosexuales fueron uno de los muchos grupos específicos perseguidos por el régimen Nazi, es desafortunadamente un grupo que la historia tiende a querer olvidar.
Entre 1933 y 1945, cien mil hombres homosexuales fueron arrestados y unos 50 mil oficialmente inscritos en los archivos como criminales, otro número desconocido fue internado en hospitales psiquiátricos. Una vez sentenciados, muchos acabaron en prisiones. Entre 5 y 15 mil fueron enviados a distintos campos de concentración. Cuántos murieron allí de hambre, enfermedad, agotamiento, golpes, mutilación o asesinato no está claro, ya que hasta la fecha las pesquisas han sido muy limitadas.
La persecución de los homosexuales durante el régimen nazi se basó legalmente en el Párrafo 175, un viejo artículo del código penal alemán, sancionado en 1871 y que siguió vigente hasta 1969, que pedía que un “acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino” sea castigado con prisión y la privación de los derechos civiles. La ley no se aplicaba desde el principio del siglo veinte y en general reinaba un clima de libertad en varias grandes ciudades alemanas, en donde había muchas organizaciones formales e informales de gays y lesbianas. En 1919, el doctor Magnus Hirschfeld, un homosexual judío fundó el Instituto para la Ciencia Sexual, que tenía como uno de sus propósitos centrales la abolición del Párrafo 175. El comité parlamentario sobre derecho criminal recomendó abolir esa ley en 1929, pero el 30 de enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado canciller, y los nazis rescataron el Párrafo 175. Empezó la represión: en un mes se cerraron todos los bares gay y el 6 de mayo los nazis destrozaron el instituto del doctor Hirschfeld, sus libros fueron tildados de «anti-alemanes» y quemados en una gran fogata.
En 1934, una división especial de la Gestapo fue fundada para combatir la homosexualidad. Uno de sus primeros actos consistió en establecer listas ‘rosas’ de presuntos homosexuales con la ayuda de los servicios secretos de la policía. En septiembre de 1935 se promulgó una segunda versión, más amplia, del Párrafo 175, que prohibía besos, abrazos, fantasías y actos sexuales entre hombres. Un año después Heinrich Himmler creó un cuartel central para combatir la homosexualidad y el aborto: el II S, una sub-división del Departamento II de la Gestapo. Para los oficiales nazis, los homosexuales eran «anti-alemanes» y «socialmente aberrantes».
La gran mayoría de los homosexuales arrestados por infringir el Párrafo 175 eran alemanes o austriacos, aunque también hubo represión y persecución de homosexuales y lesbianas en los otros territorios y países ocupados por el ejército nazi. En los campos de concentración, los prisioneros eran obligados a usar uniformes con diferentes marcas de identificación, según la categoría a la que pertenecieran: judíos, gitanos, presos políticos, ‘antisociales’, criminales, testigos de Jehová, homosexuales. Los homosexuales llevaron al principio varias marcas, desde un punto negro hasta un número 175 dibujado en la espalda del saco. Finalmente todos fueron identificados con un triángulo rosa.
Testimonios de sobrevivientes dicen que a los hombres con triángulos rosas les eran encomendados los peores y más duros trabajos, así como eran objeto de severos ataques por parte de guardias y otros prisioneros. Homosexuales judíos eran considerados los prisioneros más detestables y sufrían el peor tratamiento de todos, también por parte de los otros prisioneros. Se esterilizaron, y en miles de casos, también se castraron los prisioneros homosexuales. En 1942 se decretó la pena de muerte como castigo máximo para la homosexualidad. También fueron objeto en los campos de crueles experimentos pseudo-médicos: se realizaron numerosas operaciones cuyo propósito era volver heterosexual a los pacientes mediante la inserción de una cápsula que segregaba hormonas masculinas, que mutilaban a los prisioneros, además de ocasionar enfermedades graves y para algunos la muerte.
Relaciones homosexuales entre mujeres no eran criminalizadas legalmente durante el régimen nazi. En la ideología sexista nazi las mujeres eran valoradas principalmente por su habilidad procreativa, y el estado nazi concluyó que las mujeres lesbianas eran capaces de reproducción, por esta y otras razones no fueron objeto de persecución específica sistemática, como lo fueron los hombres homosexuales. Sin embargo, también sufrieron la destrucción de bares y clubes y organizaciones homosexuales, la prohibición de revistas y periódicos, la discriminación, el terror y la violencia social y física. Algunas también fueron enviadas a campos de concentración, pese a que no existieran leyes castigando la homosexualidad femenina.
La historia de los prisioneros homosexuales durante el régimen nazi fue silenciada durante casi cinco décadas, aún cuando la guerra hubiese ya terminado, porque ni los aliados ni los gobiernos alemanes y austriacos los reconocieron como víctimas del régimen nazi. La homosexualidad continuó siendo ilegal en la ex Alemania Occidental hasta fines de los años sesenta, miles de homosexuales permanecieron prisioneros aún después de finalizada la Guerra y cien mil hombres enfrentaron juicios a partir del Párrafo 175 entre 1949 y 1969. Como resultado, muchos de los sobrevivientes tuvieron miedo de sufrir más persecución, y no contaron sus experiencias. Algunos intentaron sumarse a las organizaciones de víctimas del holocausto pero se sintieron marginados. El testimonio de los homosexuales era socialmente inaudible, imposible y peligroso tanto para los gobiernos post-guerra como para las otras organizaciones de sobrevivientes. Hoy en día quedan muy pocos sobrevivientes homosexuales conocidos de los campos de concentración.
A partir de mediados de la década de los ochenta se publicaron unos libros relatando esa historia, pero no fue hasta el año 2000 que hubo reconocimiento de parte del gobierno alemán, que en ese año pidió disculpas por primera vez por las deportaciones y torturas sufridas por los gays y las lesbianas en la era del nazismo. En 2001 el estado francés también reconoció por primera vez las persecuciones que sufrieron los homosexuales durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese momento, los pedidos de sobrevivientes homosexuales para ser reconocidos como víctimas de la persecución nazi habían sido desestimados por parte de los gobiernos. Finalmente, tan solo veintidós hombres homosexuales fueron reconocidos como víctimas de la persecución nazi por las autoridades alemanas y recibieron compensación.
Aún hoy día persiste rechazo de parte de algunos gobiernos y de parte de algunas organizaciones de sobrevivientes hacía la participación de organizaciones gay y lesbianas en eventos conmemorativos del holocausto, y negación de parte de otros sectores del hecho de la persecución de los homosexuales en los campos de concentración nazi.
Pero otros han reconocido esa persecución y valorado la recuperación de la memoria colectiva y el trabajo en conjunto de las distintas comunidades afectadas por los horrores del holocausto. Algunos museos que recuerdan el holocausto también han incorporado la historia de los prisioneros homosexuales de los campos de concentración en sus exposiciones, y se han escrito libros con testimonios personales, además de un documental sobre el Párrafo 175.
Por Michael Van Gelderen
Nota de www.mums.cl : El programa radial “Triángulo Abierto” lleva este nombre en conmemoración a todos los que recibieron tortura y murieron por la plaga nazi. Triángulo haciendo relación en torno a los triángulos rosados con los que eran identificados los homosexuales y Abierto en alegoría a la liberación de cualquier doctrina que vulnere nuestros Derechos Humanos.
Triángulo Abierto se transmite cada martes desde las 19 a 20 horas en radio Tierra, 1300 A. M