Por Victoria Aldunate Morales / Memoria Feminista / Publicado en Kaos en la Red / Marzo 2008

Louise en la nueva y “autoproclamada” República francesa, cuando la Revolución se tornó en reaccionaria denunció TRAICIÓN. Cerca de 70 años antes, en 1793, esa “Revolución” había guillotinado a Olympe de Gouges por exigir la igualdad para las mujeres. Luego, el pequeño maltratador de mujeres y dictador, Napoleón, había tomado el poder y se había dejado querer por el Papa porque a todo reaccionario, de derecha o de izquierda, le gusta el Papa de Roma.

Vinieron más revoluciones contra la imposición de la Monarquía, muchos revolucionarios renegados (como en todos los tiempos) habían tranzado hasta con el Rey. En septiembre de 1870, y hasta abril de 1871, triunfó la Comuna de París. Louise fue fundamental ahí. Luego de la derrota de la Comuna, ella fue deportada a Nueva Caledonia, colonia de Francia, durante 7 años y no necesitó ser indígena para ser la única revolucionaria francesa de todos los deportados políticos, que en vez de defender al invasor colonialista francés, se levantó contra él. No tenía Patria.

Los colonialistas franceses compraron a los comuneros exiliados en Nueva Caledonia dándoles las tierras que les habían arrebatado a los kanakas (pueblo originario). Cuando la mayoría de los comuneros exiliados se tornaron patriotas e imperialistas, Louise Michel NO. Ella entendió que: “Los kanakas buscan la misma libertad por la que nosotros luchábamos en la Comuna”. Esta mujer revolucionaria estuvo con los sublevados kanakas en 1878 y con su jefe indígena Atai. La rebelión duró dos meses, el ejército francés reprimió por más de 6 meses asesinando a más de mil 200 kanakas (también a Atai).

La Historia avanza lenta y, demasiadas veces, da vueltas en redondo. Las repúblicas se visten de democracias –como en Chile- y las revoluciones se pudren como en Francia o en la posterior URSS.

EL 8 DE MARZO ES DE LAS REBELDES

Otra buena manera de accionar este octavo 8 del siglo 21, es refrescarnos la memoria histórica sobre activistas feministas y revolucionarias a 100 años de una de las acciones feministas más antiguas de las que se sepa en 8 de marzo: una marcha de mujeres socialistas en EE.UU. También, a 98 años (1910) de que Clara Zetkin, propusiera el 8 de marzo como el día de la mujer trabajadora en la II Conferencia Internacional de Mujeres, y a 97 años (1911) de la gran marcha del Día de la Mujer en EE.UU., donde más de un millón de mujeres, sufragistas y obreras, especialmente inmigrantes, celebraron sus conquistas luego de una larga y penosa huelga en 1910. Ese 8 de marzo de 1911, ellas celebraron porque creían que habían ganado, pero sólo 17 días después, el 25 de marzo, el Capital cometería uno de sus tantos homicidios de mujeres quemando a 129 obreras de la fábrica «Triangle Shirtwaist Company», muchas de ellas líderes huelguistas.

El Patriarcado, el Capitalismo, los patrones, los gobiernos nunca regalan nada. Es más, dan alguna cosilla para acallarte, luego te la arrebatan y te engañan.

Por eso las revolucionarias rusas hicieron más que una huelga: una Revolución.

Marcharon un 8 de marzo hace 91 años, en 1917, con sus hijos e hijas, en su famosa marcha “Por el pan”. Ellas tenían partido, pero no obedecieron sus órdenes y salieron a la calle con la oposición de la plana mayor del Partido Obrero Socialista de Rusia.

Alexandra Kollontai defendía el 8 desde 1913 y explicaba que era una fecha que había que respetar -respondiéndoles a sus machos compañeros que lo cuestionaban- que la mujer obrera vivía doble explotación. Ella pensaba que los revolucionarios debían entenderlo… –¡¿Cómo iba a ser tan difícil para quienes defienden la libertad humana, asumir la libertad de las mujeres?!… (Todavía no sabemos la respuesta, Kollontai …). Ella fue enviada – y acallada- a Finlandia en los primeros años de la Revolución Rusa (como diplomática). Por otra parte, y en unos 60 años de sus, en total, 70 años, la Revolución Soviética, no cesó de su imperialismo sobe armenios, kirguizos, ucranianos, uzbecos, taydikos, georgianos, estonios, lituanos, también sobre afganos, entre otros. La URSS fue racista, familista, homofóbica y misógina, pero en forma de soviets…

9 DE MARZO: LA BANDERA NEGRA

Hace 103 años que murió Louise Michel. En su exilio en Nueva Caledonia, nunca calló ni dejó de actuar: enseñó a niños y niñas, incluso en pleno bosque ya que las autoridades colonialistas cerraron la Escuela en que enseñaba cuando se dieron cuenta de lo que enseñaba. Recopiló leyendas, costumbres y dialectos kanakos. Nunca fue neutral ni tibia ni tolerante. No temió compartir la opresión de los kanakas, se ubicó tan al interior de ellos y ellas que en sus escritos hablaba de “nosotros” cuando se refería a los kanakos y de “vuestro país” cuando hablaba con los franceses. Su vida entera hizo temblar a partidos, patrias y machos. Al volver del exilio, hizo o­ndear la bandera negra. El 9 de marzo de 1883, en un mitin organizado por el sindicato de carpinteros: Louise Michel improvisó con una falda negra atada al palo de una escoba la bandera anarka. Fue sentenciada entonces a 6 años de confinamiento. Fue a una prisión donde había muchas mujeres prostitutas e hizo suya la causa de ellas públicamente diciendo y escribiendo: «Ni una chica más para la prostitución, ni un chico más para el ejército…», es lo que pensaba sobre una sociedad prostituyente y militarista.

DECLARACIONES DE LOUISE MICHEL EN SU JUICIO

¡Ah!, ciertamente, señor abogado general, a usted le resulta extraño que una mujer ose defender la bandera negra. ¿Por qué hemos resguardado la manifestación bajo la bandera negra? Porque esta bandera es la de las huelgas e indica que el obrero no tiene pan.

El pueblo muere de hambre, pues bien, yo he cogido la bandera negra y me he ido a decir que el pueblo no tenía trabajo y comida. Este es mi crimen, júzguenlo como quieran.

Si hay tantos anarquistas, es que hay mucha gente que está asqueada de la triste comedia, que desde hace tanto tiempo, nos muestran los gobiernos.

Resumiendo, el pueblo no tiene ni pan ni trabajo, y no tenemos en perspectiva más que la guerra. Y nosotros queremos la paz de la humanidad y la unión de los pueblos. Estos son los crímenes que hemos cometido. Cada uno busca su camino, nosotros buscamos el nuestro y pensamos que el día en que reine la libertad y la igualdad, el género humano será feliz”.

FEMINISTA, SÍ: ANARKOFEMINISTA

Nunca apoyó la demanda sufragista y también se oponía al voto para los hombres, pero no es necesario ser sufragista para ser feminista. Abogaba por un cambio radical de la sociedad Patriarcal transversalmente y “lo primero” que quería cambiar era “la relación entre los sexos”. Escribió: “Yo admito que el hombre también sufre en esta sociedad maldita, pero ninguna tristeza puede compararse con la de la mujer. En la calle ella es la mercancía. En los conventos, en donde se oculta como en una tumba, la ignorancia la ata, y las reglas ascienden en su máquina como engranajes y pulverizan su corazón y su cerebro. En el mundo se dobla bajo la mortificación. En su casa, sus cargas la aplastan. Y los hombres quieren mantenerla así. Ellos no quieren que ella usurpe su función o sus títulos”.

No se hizo cómplice del patriarcado de sus compañeros: “En las reuniones del grupo de los Derechos de las Mujeres, y en otras reuniones los hombres más avanzados aplaudieron la idea de igualdad. Noté – yo lo había visto antes, y lo vi más tarde – que los hombres, sus declaraciones no obstante, aunque parecieran ayudarnos, siempre se conformaban con las apariencias… me convencí que nosotras las mujeres simplemente debemos tomar nuestro lugar sin pedir permiso por ello”.

Luego de la Comuna dijo: “Saludo a todas aquellas valientes mujeres de la vanguardia que fueron de grupo en grupo; el Comité de Vigilancia, la sociedad de las Víctimas de la Guerra, y más tarde la Liga de Mujeres. El viejo mundo debería temer el día en que aquellas mujeres finalmente decidan que han tenido bastante. Aquellas mujeres no flaquearán. La fuerza se refugia en ellas. Tened cuidado de ellas… Tened cuidado de las mujeres cuando se cansen de todo lo que las rodea y se levanten contra el viejo mundo. EN AQUEL DÍA UN NUEVO MUNDO COMENZARÁ».

LA COMUNA

La Comuna de París, entre otras cosas declaró la educación gratuita, fijó salarios justos, convirtió las fábricas en cooperativas, liberó a los presos políticos, suspendió el pago de rentas, destruyó símbolos de fuerza militarista, quemó públicamente la guillotina, abolió los impuestos, separó Comuna de Iglesia, expropió toda la propiedad de la Iglesia, excluyó los símbolos religiosos de las escuelas y abolió el servicio militar obligatorio y la prostitución.

Louise fue parte del Comité de Vigilancia en Montmartre que era exclusivo de hombres y también parte de grupos femeninos. Fue presidenta del Comité de Vigilancia femenino y organizó con las mujeres un servicio de guardería de niños y niñas, también un servicio de enfermería para los heridos de la revolución que cada día defendían la Comuna. Para la enfermería reclutó a mujeres que habían sido prostitutas. Sus reaccionarios compañeros, criticaron a Louise por eso, le dijeron que a “los heridos” debían cuidarlos “manos puras” (… como si algunos –o muchos- de ellos no hubieran sido antes clientes prostituyentes…). A ella no le importó, no estaba sola, otras feministas como Sophie Poirier y Elisabeth Dmitrieff, ésta última una revolucionaria rusa de sólo 20 años, organizaron empleos cooperativos para mujeres y las llamaron a apoderarse de las fábricas abandonadas. La demanda era: pago igual por trabajo igual.

Cuando la Comuna fue derrotada, las tropas de Versailles masacraron gente durante 8 días seguidos. Dicen que el batallón femenino de Louise Michel “peleó como demonio”. Los soldados asesinaron a la mayoría de ellas a sangre fría cuando ya estaban desarmadas. En general, fueron asesinados más de 20 mil comuneros, otros 43 mil, arrestados y 5 mil deportados. Louise Michel escapó, pero se entregó porque la chantajearon con detener a su madre. Compareció ante el Cuarto Consejo de Guerra y dijo: “Ya que al parecer todo corazón que late por la libertad solo tiene derecho a recibir una pequeña porción de plomo, solicito la que me toca. Si me dejáis viva, no dejaré de clamar por la venganza y denunciaré a los asesinos…”…

¿No se atrevieron a matarla, no quisieron darle en el gusto, quisieron torturarla más?… La encarcelaron, luego la exiliaron, ella nunca dejó de decir algo así como: Ni Perdón NI Olvido.

SOBRE El PODER

Louise Michele escribió:»quizás sería mejor para el pueblo si todos nosotros que dirigimos la lucha ahora caigamos en batalla, para que después de la victoria no queden más estados mayores generales. Así el pueblo podría comprender que cuando todo el mundo junto comparte el poder, entonces el poder es justo y espléndido…

¿Quien informará de los crímenes que el poder comete, y la forma monstruosa en la que el poder transforma a los hombres?”…

SOBRE LA TORTURA HUMANA A LOS ANIMALES

Louise afirmó que los orígenes de su rebelión fue su animalismo, estaba por la venganza de los animales: «cuanto más feroz es un hombre hacia los animales, más se agacha ante aquellos que lo dominan»… “Hasta donde puedo recordar, el origen de mi rebelión contra los poderosos fue mi horror por los sufrimientos infligidos a los animales. Solía desear que los animales pudiesen vengarse, que el perro pudiera morder al hombre que lo apaleaba sin piedad, que el caballo que sangraba bajo el látigo pudiera arrojar al hombre que lo maltrataba”.

Durante un juicio el fiscal le preguntó: «¿Toma parte usted en cada manifestación que ocurre?», y ella respondió: “Desgraciadamente, sí. ¡Siempre estoy de parte de los desdichados!”.

ENAMORADA DE LA REVOLUCIÓN…

Louise, la anarkofeminista que se manifestó contra el racismo imperialista de sus compañeros, apoyó también el alzamiento de los argelinos. Fue hija natural de una sirvienta y maestra, ella misma también fue profesora, escritora, poeta y activista. Escribió sobre la Comuna de París y varias novelas, entre ellas: “La Miseria”, “Los Desesperados”, “Los Hijos del Pueblo”.

En caricaturas, los periódicos derechistas la mostraban como una marimacho. Fue amiga de Víctor Hugo, el escritor (mucho mayor que ella), dijeron que lo amó y se embarazó de él, él le dedicó poemas y Paul Verlaine escribió su «Balada en honor de Louise Michel», también se habló de amores de ella con el revolucionario Théophile Ferre (ejecutado) y con algunas mujeres intelectuales y revolucionarias, a sus cerca de 70 años recorrió Francia con un joven anarquista y periodista, en su testamento dejó lo que poseía a su amiga y compañera Charlotte Vauvelle.

Louise Michel, no habló de su intimidad, pero no sólo no tuvo Patria, tampoco tuvo Marido, ni parió hijos o hijas, en sus memorias escribe: “…por encima de todo, estaba enamorada de la revolución”. También despreció a las instituciones, una vez un fanático católico le disparo y ella se negó a demandarlo porque no iba a tener que ver con sistemas judiciales y policiales.

Hay quienes la han llamado “la Virgen de los Kanakas”, aunque en realidad, ella tampoco tuvo Dios, pidió que la enterraran sin ceremonia religiosa. De santa no tenía un pelo, sobre el Tiranicidio dijo: «es práctico sólo cuando un tirano tiene una sola cabeza, o como mucho un pequeño número de cabezas. Cuando es una hidra, sólo una Revolución puede matarlo».

Mientras vivió, la persiguieron los servicios de seguridad. En una carta, escribió la siguiente posdata: “Ruego a las personas responsables de abrir mi correspondencia que vuelvan a sellar las cartas y las pongan en el correo. Como ya habréis visto, no hablamos de vosotros”.

Pidió que la enterraran junto a su madre. En París decenas de carteles anunciaban: «Pueblo de París, Louise Michel ha muerto». Estaba enferma y en 1905, mientras daba una conferencia para trabajadores en Marsella, murió. Fue enterrada envuelta en el estandarte de la Comuna de París.

En el siglo 20, estudiantes kanakas que habían participado en el revolucionario mayo estudiantil del 68 en Francia, cuando llegaron a Nueva Caledonia organizaron un grupo llamado Foulards Rouges (Pañuelos Rojos) y fue en honor a Louise, que contaba en sus memorias que dos jóvenes kanakas “que iban a unirse a los insurgentes que luchaban contra los blancos, me visitaron para despedirse de mí”, y sugiere que ella les regaló la mitad de su bufanda roja, “la roja bufanda de la Comuna que yo había logrado ocultar de todos los registros, fue dividida en dos partes…. Una para ella y otra para los revolucionarios…

Este 8 y este 9 de marzo, esperamos, honestamente, que los Pañuelos rojos y las Banderas negras, se esfuercen por coherencia: Revolución social y sexual, Respeto a las feministas y sus propuestas. De los Estados, los Gobiernos, los Municipios, las instituciones, no esperamos nada de nada… o sí: que no nos vengan con sus flores ni nos interrumpan con sus actos despolitizados.

Fuentes:

“Louise Michel: “Mujer socialista, luchadora incansable, enamorada de la vida”. ENcontrARTE, con fuente en “Louise Michel”, de Nic Macleclell. Colección “Vidas Rebeldes”. Ediciones Ocean Sur. Melbourne, Australia. Marzo 2004.

“La Virgen Roja”, Memorias. University of Alabama Press, Sydney, Australia.

Texto de la Defensa de Louise Michel, pronunciado el 22 de junio de 1883, ante la Cour d’Assise del Sena en Ecrits sur l’anarchisme Paris, ed.Seghers, 1964. [Trad. Maria José P.].

“El Día de la Mujer”, Alexandra Kollontai, 1913, Marxists Internet Archive, mayo de 2002.

“Historia del Mundo Contemporáneo”. Antonio Fernández. Ed. vicens-vivives. Barcelona 1988.

“La Virgen Roja y los Kanakos”, Revista Corto Maltesse, abril 88, París, Francia.

“Louise Michel y la historia de la bandera negra. Actualité de l’Anarcho-syndicalisme. Enero 2005.