Por CUDS / Noviembre 2007
Declaración Pública de la Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual
frente a la renuncia pública de algunxs de sus miembrxs
(o de la Crisis que desencadenó las renuncias)
Documento oficial de la CUDS
Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual
www.cuds.cl
Frente a los hechos ocurridos recientemente, que incluyen un serie de conflictos internos del colectivo, discusiones y definiciones, junto con la renuncia de ciertxs miembrxs, hecha pública a través de comunicados que han sido publicados en diversos medios LGBT, hemos decidido dar a cnocer la postura CUDS frente a lo sucedido, con el fin de trasparentar y aclarar una serie de situaciones, junto con contribuir al debate del movimiento LGBT nacional.
Hay que señalar en primer lugar, que la CUDS también realiza un balance negativo respecto del funcionamiento de nuestra propia orgánica, el cumplimiento de nuestros principios y objetivos y también de las personas que asumieron los compromisos y que alguna vez se autodefinieron como «miembros CUDS». Sin embargo esta evaluación contiene ideas completamente divergentes con las expresadas por Karen Castillo y Paula Nail –y otras de las personas renunciadas-, lo cual pretendemos dejar plasmado en la siguiente memoria :
Una crisis en el actuar CUDS
En términos generales, debemos recordar que la estrategia básica de CUDS es la inserción en el espacio universitario, la intervención física en los Campus y la introducción e influencia del discurso CUDS. En general, durante el periodo evaluado (2005-2007) se realizaron pocas acciones en el ámbito estudiantil y al finalizar el período se produce el abandono total de los campus universitarios. Una de las mayores paradojas de esto, es que dos miembrxs de la CUDS (Santiago Valenzuela y Paula Nail) fueron elegidos con cargos directivos en el Centro de Estudiantes de Psicología de la USACH (una de las Universidades más importantes del país), en los años 2005 y 2006 respectivamente. Finalizado su período como representantes estudiantiles, la CUDS hizo una evaluación de su gestión y se llegó a la conclusión que «ambos miembros desaprovecharon el espacio estratégico del Centro de Estudiantes que dirigían». En ninguno de los períodos se registró ni un solo trabajo vinculado a la Diversidad Sexual, lo que constituye una falta de responsabilidad política, que es reconocido por los mismos miembros en cuestión, sobretodo considerando que contaron con el apoyo del colectivo en su postulación a cargos.
De la misma forma, se abandonaron los otros espacios posibles, la calle, el movimiento GLBT, la contingencia política nacional, las políticas educacionales, el movimiento estudiantil (universitario y secundario), cada uno de estos espacios asumidos y ratificados una y otra vez por la asamblea como vitales para el actuar CUDS. Se desperdiciaron recursos y tiempo valioso.
La falacia de la horizontalidad
En rigor, la CUDS nunca fue una organización horizontal. La Horizontalidad fue parte de la definición política (decreto en un papel) de la CUDS desde 2005. El problema principal, tuvo relación con que el concepto político profundo de horizontalidad nunca fue entendido por muchos de los miembros CUDS, que terminaron por desvirtuar y corromper esa forma de actuar político. Una organización horizontal no es -como creyeron algunos de nuestrxs compañerxs- simplemente «no tener presidente» o que nuestra horizontalidad sea declarada por decreto. Ser horizontal es una práctica política que se construye día a día con el trabajo de todas y todos. Y es en ese aspecto donde muchos miembros fallaron. La CUDS no dejó de ser horizontal porque en algún momento hayamos decidido optar a tener personalidad jurídica –y por ende estar obligados a elegir una directiva de papel. Lo cierto es que la CUDS no fue horizontal porque el trabajo no fue nunca horizontal, porque las responsabilidades nunca se asumieron de forma horizontal, porque los costos tanto personales, políticos, afectivos, o económicos de comprometerse con un proyecto político, con un sueño, nunca fueron horizontales .
Entonces, frente a la declaración que han hecho las personas renunciadas de que «No nos engañemos, la CUDS horizontal, respetuosa de sus integrantes y su pluralidad, de izquierda, autónoma, colectiva, ya no existe», podemos decir que esa CUDS en realidad nunca existió, y quienes contribuyeron a que así sucediera fueron principalmente lxs miembrxs que han renunciado.
Vinculado con lo anterior, y de manera gravísima, podemos afirmar que en la CUDS hubo explotación. En el minuto que algunos pocos miembros se partían el lomo a beneficio del colectivo CUDS (pues sus acciones llevan el nombre del colectivo), y otros miembros CUDS no hacían nada de nada, carreteaban, tenían sexo grupal -o hablan de anarquismo y compromiso político anticapitalista con una cerveza en una mano y un pito en la otra- en ese momento, se dio la más indigna explotación. Eso no sólo es una falta de respeto al otro, sino un acto de abuso y desvergüenza.
Es por esto, que se produjo una gran obstaculización del trabajo político productivo. Por una parte, cualquier intento de criticar la irresponsabilidad, era considerado «autoritario». Proponer mecanismos de fiscalización del cumplimiento de compromisos era tachado de «abuso de poder». En el lado opuesto, asumir una responsabilidad, gestionar una acción, tomar la iniciativa, era visto como «aprovechamiento personal», «interés de figuración» o simple y llanamente, «ambición de poder».
Esto es una realidad que sufren varios grupos –incluidos los LGBT- en su práctica política, siendo de extrema gravedad, pues va imponiendo paulatinamente una «ética de la improductividad» y la obstaculización de toda construcción política.
A fines de 2006, producto del sistemático fracaso de las reuniones CUDS –a las que nadie asistía, o se transformaban en la antesala del carrete-, se decidió crear áreas de trabajo Autónomas. Éstas eran Acciones, Financiammiento, Estudios y Comunicaciones.
En los últimos meses, la CUDS reconoce de manera unánime (pues las actas dan cuenta de ello) que el único grupo de personas que tenían un trabajo político real en el colectivo, eran las que conformaban el área de comunicaciones de la CUDS, esto es: Iván Falcón, Cristian Cabello y Felipe Rivas –quien paradojalmente había limitado su activismo a su participación como colaborador en cuds.cl, debido a problemas personales. El resto de las personas se encontraban ya sea con su participación «congelada» (habían declarado públicamente que no tenían tiempo para participar en la CUDS), o simplemente eran miembros nominales de alguna de las otras tres áreas de trabajo CUDS que no estaban realizando ningún trabajo, como consta en el acta del 13 de abril de 2007, momento en que se realiza la evaluación del trabajo realizado por cada una de las áreas de trabajo hasta esa fecha (ver documento de análisis histórico político en www.cuds.cl).
Una situación insostenible
En estas condiciones, se planificó la Jornada Definicional de la CUDS para el mes de noviembre de 2007. En la Jornada, confluirían distintos intereses y corrientes presentes en la CUDS. Pero fue justamente en el contexto preparatorio de la Jornada que comenzó a consolidarse una posición muy crítica de un grupo de miembros a la situación actual de la CUDS.
Estas distintas posiciones implicaron fuertes discusiones previas a la Jornada, llevadas a cabo virtualmente, a través de la lista de correos interna de la CUDS. En última instancia, esta serie de discusiones generó la renuncia de Karen Castillo y Paula Nail a la CUDS, 3 días antes de la realización de la Jornada, en una carta pública que fue enviada a la lista de correos interna y que ahora se ha publicado en diversos medios digitales LGBT.
La jornada, que se desarrollaría los días 3 y 4 de noviembre, en el sector de la Costa Central de Chile, tendría como sede la casa de Elizabeth Varas, pareja de Karen Castillo. A pesar de haber renunciado a la CUDS anticipadamente a la realización de la Jornada, Karen Castillo y Paula Nail manifestaron su decisión de asistir de igual manera a la Jornada interna de la CUDS. Esto resultaba más alarmante, cuando se tiene en cuenta que la opinión de las ex-miembras apuntaba a que la CUDS debía «disolverse». En resumen, dos personas ya renunciadas a una institución, exigen participar en la Jornada definicional de la misma institución a la que ya habían renunciado, con el claro propósito de destruir esa instancia política.
Otro punto importante de señalar es que, si bien a Karen Castillo le reconocemos su participación histórica en la CUDS, en los momentos de su fundación y consolidación inicial –lo que no es posible olvidar-, también es cierto que objetivamente no venía desarrollando un trabajo político real en la CUDS desde hacía prácticamente dos años, cuestión que es de conocimiento público, por parte de las organizaciones LGBT. Paula Nail, al menos en la CUDS se encontraba en una situación similar, como miembra del Área de Acciones, que no había autogestionado ninguna acción política verificable, como consta en actas. El mismo análisis es extensible a Santiago Valenzuela, quien en su carta de renuncia reconoce que » he estado bastante desvinculado del activismo cuds, lo cual se debe a diversas razones (académicas, personales, carreteras, etc, etc)».
De todas formas, debido a la elección del lugar, muchas personas se restaron de participar de la Jornada, por no contar con los medios económicos que costeen su asistencia. Al final la Jornada interna de la CUDS se realizó con lxs miembrxs del colectivo en Santiago, a la semana siguiente.
Los acuerdos del diez de noviembre de 2007: La CUDS 2.0, que aprende de los errores del pasado y que mira al futuro
Zanjados los temas de las personas renunciadas, se dio lugar a la Jornada definicional CUDS el 10 de noviembre. Una tercera serie de acuerdos buscan maximizar los pocos recursos con los que cuenta la CUDS y enmendar los errores cometidos. Con fecha 03 de noviembre de 2007, se envía un correo que anuncia que las personas que han presentado su carta de renuncia (casi todos por correo electrónico), han sido eliminadas del correo interno y de la CUDS, un acto que no cabe cuestionar, pues el hecho de renunciar implica una serie de consecuencias, entre ellas, no utilizar la lista de uso exclusiva de miembrxs.
En reunión, al darnos cuenta que el simple recordatorio de los acuerdos se traducía artificialmente en autoritarismo, se tomó la decisión de hacer una reformulación drástica de la organización, que aún no está completa. Se llamó a todas las personas a regularizar su pertenencia o bien a renunciar a la Coordinadora. Quienes desearan continuar serían convocados a una reunión resolutiva que modificaría en primer lugar el mecanismo de toma de decisiones, con este fin se envió un documento que se leería al inicio de la reunión del 10 de noviembre, en el cual las personas que lo suscribieran se comprometerían a: Suscribir el documento, llegar a acuerdos ese día y a ser eliminados como miembros o miembras, si incumplían lo acordado ese día. En esta reunión se produce la renuncia verbal de dos miembros, que luego se estampó en un correo de renuncia.
En la misma reunión se decide acordar un sistema que permita neutralizar y eliminar la presencia de personas que no aporten en la organización (a manera de enmendar los errores cometidos) y por lo tanto se crea un sistema de selección de los nuevos miembros y/o miembras. En el plano operativo, se conserva la asamblea como única instancia resolutiva en los aspectos definitorios de CUDS, pero se abre la posibilidad que la asamblea se desarrolle en forma virtual (aprovechando el acceso a tecnologías de la comunicación) y se incorpora el voto como mecanismo de resolución de las diferencias (y para agilizar el proceso de toma de decisiones). Se plantea la elección de una directiva con verdadero poder, no sólo con facultades de representación, sino también con voto diferencial en la asamblea. Con este fin se determina desde el 17 de noviembre de 2007: se elimina el concepto de colectivo horizontal, pues se entiende que la horizontalidad no es algo que se resuelva por decreto, sino algo que se construye en la práctica. La CUDS se entiende como una organización democrática e igualitaria, donde se valora en lo más alto, el compromiso y el trabajo político.
El sentido es buscar, desprejuiciadamente, el mecanismo que más se adecue a nuestra realidad de colectivo universitario. Es entender que los desafíos políticos están más allá de los límites del colectivo, que la política no se acaba en la CUDS misma, que hay un mundo allá afuera.
No es de nuestro interés coartar iniciativas que, si bien nacieron en el seno de la CUDS, han tomado bríos propios, como la Revista Torcida y la revista digital Disidencia Sexual. Consideramos bueno que proliferen proyectos paralelos de miembrxs (y de ex miembrxs) CUDS en pro de la consecución de los objetivos que nos guían en nuestro actuar político; nos referimos al cuestionamiento de la heteronorma y al derrocamiento de las barreras que nos impiden ejercer nuestro derechos. Esperamos que todas las personas entiendan eso, y que las críticas se materialicen en nuevos y más espacios comunicacionales y no en la crítica miope de los que ya existen.
Creemos que la crítica constructiva es fundamental para el crecimiento y fortalecimiento de nuestros colectivos. Pero en este caso, lo que se ha buscado es –a todas luces y explícitamente-, la DESTRUCCIÓN de uno de los referentes más importantes de la política de disidencia sexual nacional y uno de los pocos (y pionero) a nivel universitario, como lo es la Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual. Proponer la disulución de la CUDS es algo que debe ser rechazado por el Movimiento LGBT en su conjunto. Este sólo hecho, es una irresponsabilidad política de proporciones. La CUDS celebra el surgimiento de nuevos referentes como los que han formado las personas renunciadas. Pero no nos parece sano que desgastemos las frágiles energías de los grupos que luchan por la disidencia sexual en intentar destruir los pocos y necesarios referentes que ya existen, especialmente cuando está comprobado que las personas señaladas estaban desvinculadas del trabajo político real de la CUDS.
Entendemos que nuestro objetivo como CUDS debe estar en influir a la Universidad, los estudiantes, el movimiento LGBT, la sociedad entera. Esa visión la habíamos perdido y es nuestra responsabilidad política retomarla. Este es el primer paso en este nuevo camino.
Respetuosamente,
Eloísa Sánchez, Presidenta CUDS
Iván Falcón, Secretario CUDS
Cristian Cabello, Tesorero CUDS
Miembros CUDS en pleno.
Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual CUDS