Falta mucho para lograr la igualdad de derechos.
Hoy por amplia mayoría el Senado de la República aprobó la propuesta de Ley que regula la convivencia de parejas de hecho, conocida como Acuerdo de Vida en Pareja, AVP, el cual otorga un reconocimiento y algunos derechos a las parejas que conviven independiente de si estas están conformadas por parejas de igual sexo o de sexos distintos.
La aprobación del AVP es sin duda un avance, para muchas y muchos una señal nítida sobre los nuevos tiempos y los cambios necesarios para construir la igualdad de derechos para las personas de la diversidad sexual. Sin embargo, hay que ser cuidadosxs y no sobre valorar este paso significativo, pero que sólo es un paso en el camino a la igualdad.
En primer lugar, es necesario decir que hoy el proyecto que hoy sale del Senado debe ir a la Cámara de Diputados, en dónde esperamos realizar nuevas modificaciones para hacerlo más acorde a las necesidades, incluir por ejemplo el AVP como vínculo con chileno para parejas migrantes, entre otrxs.
Pero lo más significativo son las cosas que quedan fuera del AVP, ya que la existencia del mismo no soluciona otras problemáticas como la inclusión laboral, tema complejo que se origina en los altos niveles de discriminación a gays , lesbians y particularmente a la población trans.
Hoy la discriminación sigue siendo un problema complejo de abordar, no hay una respuesta del estado en materia de no discriminación, no hay educación, prevención y reparación en materia de derechos humanos. La ley antidiscriminatoria es sumamente deficiente y casi inaplicable, dejando grandes vacíos por donde la discriminación sale ilesa.
Por otra parte, los problemas de salud, como la alta prevalencia de VIH en la población gay y trans, provocada por la limitada respuesta del Gobierno en materia de prevención, así como la falta de programas de salud sexual para hombres y mujeres de la diversidad.
Los significativos casos de bullying y maltrato basados en la orientación sexual y la identidad de género seguirán presentes, más aun cuando en Chile la negativa a dar educación sexual y promover el respeto en el ambiente escolar son anhelos lejanos en medio de una educación mercantilizada y clasista.
Podríamos enumerar muchas cosas más, pero nuestro mensaje principal está referido a la ausencia permanente de políticas públicas que den respuesta a las necesidades de las personas gays, lesbianas, trans y bisexuales, lo cual afecta de manera especial a los más pobres, a los más vulnerables que deben enfrentar su necesidades básicas en medio de un ambiente además hostil por la discriminación presente.