En estos últimos días se han discutido los temas relacionados con las fuerzas militares, y si estas deberían aceptar en sus filas a homosexualidad y lesbianas. Lo anterior debido a la enunciación de Mauricio Ruiz marino de las fuerzas armadas chilenas, quien manifestó que había discriminación y persecución hacia los homosexuales y lesbianas en las FF.AA. Y de acuerdo a este hecho han salido a discutir distintas voces desde las fuerzas armadas y el gobierno aclarando que estas prácticas se llevan a cabo para no perjudicar la eficiencia de la misma institución.
Pero al parecer la institución militar ha querido borrar la historia que ha arrastrado durante siglos, no hay que olvidar que, en lo que podríamos llamar el arte de la guerra, que se remonta desde la antigüedad, en la que en tiempos feudales se centraba en una cultura exclusivamente masculina, en donde las mujeres estaban excluidas debido a que los guerreros pasaban mucho tiempo en batalla. Por lo que estos soldados de la época feudal expresaban claras relaciones homosociales con grandes cargas afectivas, lo que acrecentaba el cuidado entre los mismos soldados, llevando un actuar de camaradería y protección mutua, como lo denota Louis Georges Tin, el que a estas relaciones él las denomina como Amor viril. En una época donde la homosexualidad en batalla no se veía con malos ojos como hoy en día.
Por otro lado, en artículos referidos a la homosexualidad y fuerzas armadas en Chile, de Claudio Ortiz Lazo, estudia y explica diferentes casos de la historia de las fuerzas armadas en relación con la homosexualidad, en los cuales expone que durante y después de la guerra fría los homosexuales en el ejército no fueron impedimento para las tácticas de guerra. De esta manera nos damos cuenta que la homosexualidad en las fuerzas armadas no juega un papel de peligrosidad para el ejercicio eficaz y eficiente de las prácticas del arte de la guerra en las mismas, sino todo lo contrario, y aún más, no hay que olvidar otros sucesos en la historia que se omiten sobre las fuerzas armadas y la homosexualidad.
En la Segunda Guerra Mundial podemos encontrar la vinculación de la homosexualidad y el Nazismo a través de las SA, comandadas por Ernst Rohm. Dicha fuerzas del Nacional Socialismo estaban constituidas en su mayor parte por homosexuales, contando al mismo Ernst y como es bien sabido constituían una fuerza que no por ser homosexuales perdían su calidad de virilidad y compromiso con la causas Nazista.
Por otro lado los estudios estadounidenses de Millor Jeffrey S. Davis postulan distintas aristas en relación a los sucesos de la homosexualidad y FF.AA. en Estados Unidos, debido a distintos casos como el de Ben-Shalom v. Marsh donde quedaron al desamparo de la ley, pues expone en su mismo artículo, Military Policy Toward Homosexuals, el trato que se le da a militares que asumen su orientación sexual y a otros homosexuales que mienten sobre su orientación sexual.
Por consiguiente, como hemos podido ver en las noticias algunas declaraciones de Mauricio Ruiz, al indicar que hay homosexuales en las fuerzas armadas, pero que se encubren por miedo a la expulsión. Por ello también es preocupante el hecho de que la orientación sexual de una persona defina, por así decirlo, la cantidad de masculinidad o femineidad que tenga. Puesto que muchos integrantes de las fuerzas armadas relacionan orientación sexual con expresiones de género. Craso error, pues la orientación sexual no se relaciona intrínsecamente con el género de una persona, y si así fuera, éstas no debieran interferir en el accionar de las técnicas y prácticas de las FF.AA, ya que éstas no interferirían en las prácticas del arte de la guerra.
Por lo anteriormente mencionado, se deduce que por un lado la homosexualidad y el lesbianismo han estado de forma constante en las fuerzas armadas de todos los países y en todas las épocas, pero que desde el siglo XIX hasta la fecha las orientaciones sexuales han sido perseguidas por las instituciones y miradas sociales homofóbicas y lesbofóbicas, que a causa de sus prejuicios y temores, han provocado una cultura de la discriminación dentro de las instituciones ya nombradas, las que determinan categóricamente que dichas orientaciones sexo-afectivas intimas y subjetivas de postulantes o miembros que ya estén dentro de las FF.AA, podrían perjudicar el buen accionar de las prácticas en la institución, y debido a lo que se ha visto en estos enunciados, serian falsas y poco rigurosas. Por otra parte, la discriminación hacia militares que sean homosexuales o lesbianas se ha venido viendo desde la guerra fría, basta recordar el caso de Margarethe Cammermeyer, Coronel retirada de las FF.AA de Estados Unidos, la cual fue perseguida por ser lesbiana, lo que culminó con su salida, silenciada dentro de las fuerzas armadas de Estados unidos. Y además de estos casos no hay que olvidar los vestigios que ha dejado la Dictadura Militar Chilena imprimiendo y forjando en las FF.AA una política y una estética de la virilidad heteronormativa del cuerpo y la subjetividad, como podemos ver en el texto El golpe Estético, de Luis Hernán Errázuriz.
Conforme a los antecedentes expuesto, es importante manifestar y discutir la importancia de luchar por los derechos de la comunidad de la diversidad en todas las áreas de trabajo, pues no es posible que homosexuales y lesbianas estén viviendo con temor y ocultamiento por el hecho de que podrían ser expulsados de las FF.AA, y además, se debe regularizar este tipo de acciones, puesto que como hemos podido ver la homosexualidad y el lesbianismo no dejará de estar presente en las FF.AA, porque ha estado en ellas durante toda su historia. En ese sentido no es posible acallarla o discriminarla, ya que no se consideraría un hecho que perjudique el buen funcionamiento del arte de la guerra.
Para concluir, es importante tener el resguardo hacia los guiños inclusivos de las fuerzas armadas a homosexuales y lesbianas, debido a que si llegase el momento en que los y las acepten en las filas de las Fuerzas Armadas, esto no se convierta sólo en un hecho de populismo político o de limpieza de imagen hacia todos los atropellos que han perpetrado las FF.AA. hacia la misma ciudadanía chilena en los años de Dictadura Militar. Puesto que como ya lo decía Walter Benjamin, «la guerra y las fuerzas armadas son instrumentos para la estatización de la vida política, pero que nada de ello cambia las estructuras de las mismas». Viéndolo desde esta perspectiva, sería más eruptivo ver la incorporación de compañeras Trans a las FF.AA., cosa que de antemano es difícil, por causa de la instalación de una política estética de la masculinidad y femineidad muy marcada en los tiempos de la Dictadura Militar. Por lo demás esto es preocupante si lo ponemos en tela de juicio, pues es necesario no caer en el populismo, como lo denotó Fernando Muñoz hace algún tiempo, al determinar una incipiente y peligrosa delimitación entre un orgullo gay, que luchaba por sus derechos, y otras acciones populistas de distintos sectores como las de partidos políticos y de otros movimientos sociales, las cuales sólo persiguen visibilidad pública, mas no espacios resolutivos e inclusivos.
Por lo tanto, también este tipo de acciones únicamente nos deja el sinsabor del ocultamiento que genera las FF.AA por engancharse a estos temas para obviar distintas problemáticas que afectan económicamente al país, como son las pensiones eternas que reciben algunos integrantes de las FF.AA., o el gasto excesivo en material bélico.