Por Talía Llanos Chacón | Publicado en El Desconcierto / 29 de octubre de 2021
En conversación con El Desconcierto, Juan Pablo Ciudad enfatiza en la importancia de la participación de la juventud en los espacios de poder, para “relegitimar la democracia y humanizar la política”. Asimismo, concibe la idea de formar un “Congreso constituyente”, que cumpla con la misión de implementar la nueva Constitución integrando a todas las identidades y que “acabe con las odiosas discriminaciones que nos afectan”.
“Comenzó la primavera de la incidencia LGBTIQ+ en la política”, asegura Juan Pablo Ciudad, abogado constitucionalista y profesor de la Universidad de Santiago, mirando con optimismo la llegada de personas pertenecientes a las disidencias sexuales abriéndose camino en los espacios de poder. En las últimas elecciones resultaron triunfantes constituyentes, alcaldes y concejales disidentes, y ahora es el turno del Congreso, advierte.
El año 2010 incursionó en el activismo social como dirigente estudiantil y, actualmente, se define como activista por los derechos de la diversidad y disidencias sexuales en el Movimiento Por La Diversidad Sexual, MUMS Chile. A sus 29 años, es la única carta LGBTIQ+ del Partido Comunista a la Cámara de Diputadas y Diputados, desde donde buscará representar al Distrito 8 y relevar las necesidades de los sectores históricamente marginalizados e invisibilizados por la sociedad y el poder.
En conversación con El Desconcierto, Ciudad enfatiza en la importancia de la participación de la juventud en los espacios de poder, para “relegitimar la democracia y humanizar la política”. Asimismo, concibe la idea de formar un “Congreso constituyente”, que cumpla con la misión de implementar la nueva Constitución, que logre integrar a todas las identidades, y que “acabe con las odiosas discriminaciones que nos afectan”.
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-Primero, ¿qué te llevó a tomar la decisión de postular a la Cámara de Diputadas y Diputados? ¿Incidió tu trabajo como abogado constitucionalista y el activismo que haces en MUMS?
La verdad esta decisión fue resultado de una lucha colectiva. Soy uno de los candidatos más jóvenes que va por el Distrito 8. Entré a estudiar derecho en la Universidad de Chile con la convicción de que les jóvenes debemos poner estas herramientas a disposición de las necesidades del pueblo. Para cumplir este desafío me endeudé, y sigo engrillado al yugo subsidiario del CAE que sigue cortándole las alas a la juventud.
Soy disidente sexual. Mi cuerpo, mi vida, mis deseos, mi entorno no es neutro, es político; y durante mi vida estudiantil conocí la discriminación por ser disidente. Por eso politicé mi orientación sexual y decidí hacer activismo, siendo parte del Movimiento por la Diversidad Sexual y de Género MUMS Chile.
Este año comenzó la primavera de la incidencia LGBTIQ+ en la política: tenemos constituyentes, alcaldesa y concejales disidentes, ahora le toca al Congreso. Necesitamos un nuevo Congreso para una nueva Constitución, que integre a todas las identidades, y que acabe con las odiosas discriminaciones que nos afectan. Ya basta de decidir por nosotres y marginarnos de la política.
-Siendo la única candidatura LGBTIQ+ del Partido Comunista, ¿cómo ves la participación de las disidencias sexuales en la izquierda más tradicional?
Los movimientos sociales de los últimos años le han enseñado a la izquierda a entender que lo personal también es político. La izquierda no puede declamar discursos de liberación si todavía mira con distancia a las maricas del barrio. No te voy a mentir, todavía algunos me miran con rareza cuando me ven las uñas pintadas o bailando con un hombre. Lemebel tenía razón cuando reclamaba ese pedacito de cielo rojo para aquelles que la sociedad nos corta las alas para que no podamos volar.
Aun así, somos muches quienes siempre hemos luchado desde una izquierda con vocación de futuro, inserta y enraizada en todos los espacios sociales, incluso donde hemos sido oprimides y discriminades. Por eso, las izquierdas tenemos el deber de resolver esto mediante el protagonismo de las y los históricamente excluidos en las batallas por democratizar la sociedad y el poder.
-¿Cuáles serán los puntos fuertes que defenderías si sales elegido diputado?
Lo primero: liberación inmediata a los presos de la revuelta, a través de la aprobación de la Ley de Indulto. Diversidades y disidencias: Sistema Nacional Antidiscriminación, centrado en la defensa de la diversidad sexual y de género con enfoque interseccional y de derechos humanos; Ley Integral Trans, enfocada especialmente en la salud, la educación, la vivienda y el trabajo; Ley de Educación Sexual IntegraI y no sexista. Defensa del medioambiente, el agua y los recursos naturales. El cambio climático es una de las principales urgencias para nuestra generación, por esto, suscripción inmediata de Chile a Escazú y no más zonas de sacrificio.
Además, una agenda robusta de derechos sociales: sistema nacional de cuidados y con perspectiva de género, ley de 40 horas, extensión de red urbana de transporte público a periferias y territorios postergados. Proyecto de reducción de dieta parlamentaria, pues no venimos a enriquecernos de la política, e impulsaremos una nueva política habitacional: buscaremos facilitar el acceso a una vivienda digna para las diversas familias jóvenes que hoy se ven dificultadas por los excesivos requisitos para postular a los subsidios estatales.
-Como ex dirigente estudiantil y actual profesor universitario, ¿cuál dirías que es la importancia de que la juventud se involucre en la política, en los espacios de poder?
La participación de la juventud es fundamental para relegitimar la democracia y humanizar la política. Siempre hemos estado en las calles, pero pocas veces nos han tomado en cuenta en los espacios donde se decide el futuro de Chile. Los jóvenes denunciamos el negocio de la educación el 2006, la mercantilización de la educación y la vida el año 2011, y saltamos los torniquetes del neoliberalismo durante el Estallido Social. Pero no basta con la movilización: debemos ser parte de la toma de decisiones, junto a las juventudes anteriores que dieron la lucha.
Asimismo, como juventud hemos sensibilizado a la sociedad, poniendo temas en discusión que la política tradicional menosprecia y no se ha querido hacer cargo, como nuestra salud mental, la violencia sexual, el respeto por las identidades diversas, y la dignidad y derechos de los animales y la naturaleza.
-¿Cómo ves el desafío de ir por el Distrito 8?
Ha sido tremendo, tengo los pies gastados de tanto caminar por las 8 comunas del distrito, jaja. Pero me conmueve y anima ir escuchando que hay tanta esperanza en la gente de que esto cambie.
Desde mi rol como abogado y candidato hemos ya contribuido a cambiar la realidad: constituimos el Comité de Usuarios por el Transporte Público de Colina y Lampa, denunciamos la contratación trucha del violador de derechos humanos Cristián Labbé en la municipalidad de Colina, hemos ayudado a comunidades de Pudahuel y Estación Central a remover microbasurales y resignificar esos espacios para mejorar la calidad de vida de la gente. Es ahí donde mi compromiso se reafirma, porque somos parte de una realidad común, y nos une la misma lucha por una vida digna.
-Has afirmado que el nuevo Congreso debe ser constituyente, ¿en qué aspectos debe serlo, y cuál es la importancia, a tu juicio, de que lo sea?
La Convención Constitucional ha sido el primer ejemplo en nuestra democracia en materia de real representación del Chile diverso en el que habitamos. Y el nuevo Congreso no puede ser la excepción. Porque sí, el nuevo Congreso tendrá la misión de implementar la nueva Constitución, modificar las leyes y darle curso a la nueva institucionalidad, pero también tendremos desafíos inmediatos que afrontar, como dar cara a las consecuencias de la pandemia y la pésima gestión que este gobierno criminal ha hecho, precarizando aún más nuestras vidas. En ese sentido, el Congreso Constituyente será una oportunidad para transformarlo todo por nuestra gente y promover condiciones más estables y justas de vida.
-¿Tienes alguna reflexión o mensaje final que quieras entregar?
Que no nos desmotivemos. Debemos organizarnos y ser miles para detener los discursos de odio promovidos por Kast y un par de diputados ultraconservadores que pretenden amedrentar a los profesores que impartimos clases de diversidad y derechos humanos. Si nos organizamos y conseguimos hacernos parte de la toma de decisiones, veremos que habrán transformaciones con resultados concretos para todes.
La revuelta social enfatizó la importancia del rol que tenemos las disidencias sexuales en el fortalecimiento del tejido social. Se consolidó la anhelada visibilidad del movimiento LGBTIQ+ y, con ello, se consiguió trenzar una robusta política de alianzas con distintas actorías sociales y populares. Hoy hemos erguido una nueva subjetividad política disidente capaz de interpelar al Estado e incidir en el Congreso.
No se trata sólo de mí como candidato, sino de grupos históricamente excluidos que claman por ser escuchades, respetades e incluides. Aquí hay gente joven que está dispuesta a darlo todo por el trabajo territorial, que tiene la energía y convicción para que las palabras se vuelvan hechos. ¡La dignidad es ahora!