El Movimiento por la Diversidad Sexual – MUMS, junto al Núcleo de Investigación en Género y Sociedad Julieta Kirkwood de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile desarrollaron el Estudio “Sexualidad en Pandemia”, dirigido a la comunidad gay, trans y trabajadorxs sexuales en la Región Metropolitana en el contexto de la pandemia por el COVID-19.
Este estudio se enmarca en el proyecto Prevención del VIH/SIDA e ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) financiado por la Seremi de Salud Metropolitana a través de las Iniciativas Focalizadas de Prevención 2020, con el fin de mejorar las capacidades y conocimientos de los equipos comunitarios y de atención de salud en prevención y atención de VIH e ITS. Además, estos resultados permiten complejizar y actualizar los sistemas nacionales de información sobre prácticas de riesgo, VIH, e ITS y, así, focalizar de mejor manera el desarrollo de futuras políticas públicas en el campo.
El coordinador del estudio y sociólogo, Francisco Ulloa, comenta al respecto de los resultados que: “es muy importante no dejar de contar con información actualizada sobre la realidad del VIH en el país, a pesar de que la atención esté puesta en estos momentos en el COVID […] No olvidar que el VIH sigue siendo una deuda pendiente en la historia, que Chile no ha sabido enfrentar dado el conservadurismo al tratar el tema o a la inseguridad en la focalización de las intervenciones en salud”. Sobre esto, el equipo de MUMS y el NJK considera relevante seguir el esfuerzo focalizado de trabajo sobre VIH en Hombres que tienen Sexo con Hombres y Mujeres Trans, quienes concentran una prevalencia del 84% del virus entre 1984 y 2018, según los registros existentes.
El estudio “Sexualidad en Pandemia”, que se llevó a cabo a través de una encuesta online que fue contestada por 410 personas, abordó cuatro áreas temáticas presentadas en el informe: conducta sexual, uso de aplicaciones de citas o encuentros sexuales ocasionales, actitudes frente a la sexualidad y percepción de riesgo, y condiciones de acceso a la salud sexual. Junto a esto también se abrió una veta de preguntas por la forma en que las personas están viviendo su sexualidad en términos de satisfacción y placer. Al respecto, el coordinador del estudio comenta: “comprender la manera en que las personas en Chile están viviendo su sexualidad es relevante pues sexualidad no equivale solamente a infecciones de transmisión sexual, sino que también a la forma en que nos relacionamos sexualemente con nosotres mismes y con les otres. Lo que nos podría ayudar a entender por ejemplo la resistencia al uso del condón como método de cuidado y saber qué hay detrás del hecho que del total de la muestra, sólo 46,3% de las personas utilizó preservativo en su última relación sexual”.
Por último, señala el coordinador del estudio y encargado de Investigación y Estudios en Derechos Humanos de MUMS: “la pandemia nos plantea una situación desconocida hasta el momento respecto a la salud sexual, como también a la salud mental, por los efectos diversos que está produciendo en las personas, entre ellos, desánimo y angustia […] El hecho de que el contexto actual nos enfrente a una posibilidad de morir, ha tenido como consecuencia una pérdida relativa en las personas de la percepción del riesgo. De hecho, estudios en otros países han hallado que, tras la primera ola de la pandemia, las personas se han mostrado más dispuestas a exponerse a conductas de riesgo que antes no hubiesen tenido”. El equipo a cargo del estudio considera importantes estos antecedentes para ser considerados en cómo la política pública abordará el problema del VIH en el país, de algunas vez por todas, sin tabúes ni metáforas, pues, señala Francisco: “las sesiones de sexo grupal con psicoactivos o estimulantes, el riesgo en que se encuentran personas en situaciones más precarias, como aceptar tener relaciones sexuales pagadas sin protección, o la resignificación positiva del VIH o “cultura poz”, son situaciones que no desaparecerán porque los dispositivos institucionales no sean capaces de abordarlos. Mientras no exista la voluntad de abordar el VIH e ITS desde su complejidad biopsicosocial, el VIH/SIDA seguirá cobrando las 400 vidas anuales que parecen haberse olvidado para las personas y el Estado”.