“¡El Futuro del VIH/Sida en Chile es Ahora. Estar Sanos es Nuestro Presente!”.
¡Exigimos una cura para el VIH/Sida, ahora!, y no una intoxicación progresiva con quimioterapias que son una condena a muerte segura para los pacientes, mientras la clase político-económico empresarial obtiene jugosos cheques con la compra venta de fármacos, en conjunto con las riquezas que la drogas químicas generan a las industrias farmacéuticas. Exigimos nuestro derecho a existir y “revivir” dignamente en igualdad de condiciones como chilenas y chilenos, y no morir esperando el milagro de un futuro, que debe ser hoy.
¿A cuántos miles de ciudadanos el sistema de salud y sus aliadas las compañías farmacéuticas, en complacencia con el gobierno de turno, mantienen como zombis vivientes, como unos estropajos, desahuciados y drogados? El Tratamiento del VIH/Sida no sólo frena la replicación del virus en el organismo, sino que controla y homogeniza la capacidad de generar una cura real, la innovación y el saneamiento moral que el país necesita, carcomen la vitalidad y las ganas de vivir de las/os seropositivas/vos, maximizando sus costos-beneficios y alimentando sus bolsillos con jugosos réditos por sus negocios, y de paso su soberbia e inoperancia, manteniéndonos como periferia del desarrollo, faltos de solidaridad, humanidad, bienestar y justicia social.
Todas/os hemos sido, o seremos en algún momento, sometidos al sistema de salud privatizador y victimas del asistencialismo público, carente de planificación, innovación y estrategias de desarrollo social efectivas, que se ocupan de mercantilizar nuestras garantías de acceso libre y digno a una terapia de calidad; somos seres humanos sometidos a regímenes de cocteles químicos, seres medicalizados que hemos permitido que este negocio sucio haya alimentado sus bolsillos y apetencias de poder. Es hora de romper este círculo vicioso (le llaman “círculo virtuoso” del desarrollo y la economía social de mercado) y tomar parte ganando la libertad sobre nuestros cuerpos, afectividades y salud. La sociedad global no debe transformar a las/os seropositivas/os en conejillos de indias, en la espera de una cura futura posible que no llega.
Sus laboratorios crean formulas químicas de destrucción lenta, de agonías exasperantes y paulatinas de nuestras biologías disidentes. Por tanto, ¿medicalizar para prolongar qué?: una existencia moribunda y su complacencia en el poder y sus ganancias, a costa de la muerte en vida del prójimo sometido a terapias nocivas para la salud de las personas, de nuestros hermanos, amigos, padres y madres, en fin, de nosotros mismos y de toda la población mundial.
Exigimos ahora mismo el trabajo con terapias alternativas e integrales, que incluyan la psicología del paciente, la experimentación con formulas naturales no invasivas, regímenes de sanación y desintoxicación de nuestros cuerpos amorfos, lipodistrofizados; cuerpos mendicantes, desechos moral, espiritual y psicofísicamente cansados, deseosos de una cura medica, social y afectiva en la desesperación del ultimátum post examen o en fase de invasión químico farmacéutica de nuestras biologías. Nuestros cuerpos se resisten a ser normativizados y homologados al servicio de sus catálogos de patologías y vademécum de tratamientos o cocteles químicos destructores del cuerpo y alma de nuestra sociedad diversa.
Hablo del egocentrismo y hedonismo que impera en nuestra sociedad global neoliberalizante, de la desigualdad social y económica en Chile y el mundo que impide encontrar una cura para un/a notificado/a portador del virus del VIH/Sida. Claramente, no es lo mismo ser un portador en una población en Renca o Conchalí, que un portador del virus ABC1 en Chicureo o La Dehesa. No es lo mismo ser un vendedor ambulante de la calle, que una trabajadora sexual de barrio alto, o una portadora transexual femenina del virus VIH/Sida que vive en la pobreza o marginalidad del sistema económico y social; o que un acaudalado empresario de San-hattan (mixtura criolla para señalar el foco financiero de Santiago, aludiendo a Manhattan), que deja su tratamiento de salud en manos de las tecnologías y laboratorios de elite, viajando cada semestre a un centro hospitalario en EE.UU. o de algún país industrializado.
Así, en la miseria, el sufrimiento y en un sistema de apartheid social, político y económico, millones de personas mueren en el mundo, por hambre, infecciones y desnutrición debidas a complicaciones de salud de la fase SIDA por infección de VIH y que esperaban un tratamiento, especialmente en África. Así también, sumamos a la lista de complicaciones unos llamados “efectos secundarios” que produce la administración de drogas anti VIH/Sida como: insuficiencias hepáticas (hepato-toxicidad), somnolencias, falta de concentración y depresiones en la población afectada, pero poco relevantes para un sistema que permite el lucro y el oportunismo tras los negocios y compensaciones económicas de los tristemente celebres tratamientos antirretrovirales para tratar la infección por VIH/Sida, una muerte lenta pero segura, de última generación.
Como contribución a este dantesco panorama, propongo una nueva ciencia, un nuevo método y protocolo medico integral focalizado, como un primer paso tentativo para la cura definitiva de la pandemia, una terapia lecto discursiva de denuncia y apoyo a las personas, no normativizada, unas <serologias> para sanar y exorcizar el daño por la toxicidad de unas triterapias y de la profilaxis social; que trasciendan los estereotipos y nos vislumbre un lenguaje del alma, que permita construir formulas efectivas de lucha y transformación social a partir de nuestra sangre contaminada, que generen nuevas técnicas de sanaciones transdisciplinarias que remuevan las conciencias de intelectuales, investigadores, biólogos, trabajadores sociales, biomédicos, genetistas, psicólogos, gobernantes y legisladores, como base de una “ingeniería social” holística, que rompa el gueto, los miedos, los traumas y el dolor de someterse al régimen de terapias antirretrovirales (triterapias) como única solución al problema del VIH/Sida en Chile y el mundo.
John Harris – Licenciado en Historia con mención en Estudios Culturales, UAHC.