Por Antonio Valencia / La Nación / Noviembre 2008
Estudio revela que los índices de maltrato y discriminación son de los más altos de la región. En Chile, ocho de cada diez encuestados ha sufrido alguna forma de violencia debido a su orientación sexual.
Santiago es la ciudad del Cono Sur donde más agresiones y discriminación ha registrado la encuesta realizada entre los asistentes a la Marcha del Orgullo Gay que, con la misma metodología, también se realiza en Argentina o Brasil: si Río de Janeiro y Sao Paulo la cifra varía entre el 70% y el 72,1%, en la capital chilena el dato marca 80,3%.
Se trata de uno de los más «preocupantes indicadores» que recogió el libro «Política, derechos, violencia y diversidad sexual: primera encuesta del orgullo y diversidad sexual-Santiago 2007», informe resultante de la «inédita» colaboración entre el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos, (CLAM), la Escuela de Psicologías Universidad Católica del Norte (UCN) y el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales (MUMS).
Violencia
«En los últimos diez años, pese a los avances en visualización y menor temor a expresarse y reconocerse públicamente ante la sociedad, los índices de homofobia, discriminación y agresiones siguen siendo muy altos. Más de lo que uno esperaría y más institucionalizada de lo que se pensaba», sostiene Jaime Barrientos, académico de la UCN y coordinador del libro que ayer fue presentado en la Universidad Arcis.
Gays, lesbianas, transexuales y travestis lo sufren a diario. Ocho de cada diez personas encuestadas en la Marcha del año pasado declararon haber sufrido alguna vez en su vida algún hecho de violencia debido a su orientación sexual, con un 84,4% de agresiones, el 40% de ellas provenientes de personas conocidas. Sólo un 7,4% hizo la denuncia ante la autoridad y un 13,7% nunca lo contó a su entorno.
El estudio indica que el 33,1% de los encuestados ha sido objeto de discriminación en su ambiente religioso original, otro 33,1% por sus vecinos y un 33% por sus vecinos en su lugar de estudios. El 29,8% declaro haber sido marginado, excluido de su ambiente familiar y el 26,3% por el grupo de amigos.
En maltrato físico y síquico es encabezado por los Carabineros con un 21,7%, la Policía de Investigaciones anota un 12%, los servicios de salud un 15,8% y los guardias de seguridad marcan 14,5%.
Pero hay más. Al 16,1% les fue prohibido su ingreso o permanencia en algún local comercial o centro de entretención, al 10,2% les impidieron donar sangre y el 12,2% fue despedida del trabajo o no pudo obtener empleo debido a su orientación sexual.
Ley Antidiscriminación
Los datos del estudio, expresan Barrientos y el propio CLAM, envían una clara señal a que la autoridad redoble esfuerzo para diseñar «buenas políticas públicas» y a que se discutan y aprueben leyes como la de antidiscriminación que aborden un tema que la citada recoge parcialmente.
«Si bien los resultados recogen características, experiencias y opiniones de un sector visible de la población de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales que se movilizan para participar en las marchas, la vasta mayoría de esa población permanece silenciado por los sutiles mecanismo de exclusión que la obligan a mantener su identidad sexual oculta», concluye el informe. «Hay mucho por hacer, mucho que avanzar», cierra el académico de la UCN.