Más de 100 días de huelga de hambre, tortura constante, amarrada a su cama, no fueron suficientes para doblegar la fuerza de la Chepa.
Ella ha logrado que el gobierno acepte sus exigencias y comienza ya el proceso de recuperación de una decisión que la tenía al borde la muerte.
El apoyo para la Chepa no se dejó esperar y llegó desde distintas partes: Actos masivos, marchas, huelgas de hambre, comunicados, construcción de redes, que costaron por cierto, los golpes, la violencia, detenidxs y más violencia por parte de lxs aparatos de seguridad, que siguen instalados y han militarizado el territorio de la nación mapuche.
Lesbianas, gays y trans en apoyo mapuche
Fueron fundamentalmente las lesbianas de las organizaciones de diversidad y disidencia sexual las que se organizaron y comenzaron a participar en marchas, asambleas, difundieron la información y alertaron a toda la comunidad lésbica, gay y trans.
Lesbianas se trasladaron al hospital de Chillán en apoyo de La Chepa e informaron constantemente. Otras en Santiago movilizaban la participación, panfleteaban, rayaban los muros de un país y un gobierno indolente que insistía en criminalizar la lucha mapuche. Ante esto, cada vez más gays y trans comenzaron a incorporarse comprometidamente.
En Concepción una compañera lesbiana del grupo Mafalda inició una huelga de hambre, lo que demuestra un compromiso y un signo que habla del futuro del movimiento que seguirá marcado por la lucha por los derechos de todxs.
Lesbianas contra la violencia, lesbianas, contra el capital, lesbianas contra el racismo, contra el terrorismo neoliberal!, es un grito que suena fuerte y que cada vez debe demostrar que más que un grito es acción. Mums así lo comprende y sigue adelante en una lucha que no concluye con el triunfo de la Chepa, que vale decir, se alza en un escenario que aún es adverso, pues su juicio y su encarcelamiento es producto del montaje y la violencia estructural del gobierno.
Mums seguirá convocando y siendo parte del movimiento social de este país, pues sabe que la denuncia, que los gritos, deben ser capaces de construir una práctica que hable de nuestra consecuencia y de la lucha activa que desarrollamos por erradicar la desigualdad social y el estigma y discriminación del cual somos objeto nosotrxs y todxs lxs que han sido construidos como minorías.