El Mums invitado por sitio web SantiagoGay, pudo presenciar la exhibición de preestreno de la película Secreto en la Montaña, película que sin duda marcará un hito en la reflexión en torno a la temática gay.
Lo primero que se piensa después de verla
Cuando se degusta “El Secreto en la Montaña”, el cuerpo es recorrido por la muerte progresiva que rondaba la vida de los homosexuales de unos veinte años atrás y si bien es cierto la contención de los protagonistas a lo largo de toda la historia de amor que vivieron, es proporcionalmente contraria al sentimiento que pulsó fuerte en nuestro pecho , cuando nos imaginamos a todos y todas lxs que pasaron por historias similares, la lágrimas que también brotaron en muchxs de nosotrxs se transformaron más tarde en un pedacito de cielo limpio, libre, esperanzado , pues nos permitió percibir que algunos cambios de importancia ser han conseguido en pro de un mundo sin discriminación para aquellxs que no son heterosexuales.
Situándonos en la película, se puede hablar de mesura en las imágenes, en la emoción. Mesura hasta en la maravillosa arquitectura del paisaje que fueron capaces de conjugar las emociones para que el desenfreno no extasiara la pantalla y se depositara fundamentalmente en dos oportunidades: Cuando se dan ese primer beso arrebatador, violento, lleno de miedo y de ganas y cuando los vaqueros se separan y Del mar, uno de los protagonistas, quizás el más contenido, explota en llanto y rabia oculto en un pasaje. Son sin duda las únicas desmesuras, dentro de la delimitada caja de fuerza que mantuvo las emociones de Jack Twist y Ennis del Mar, que más que personajes principales son el arquetipo de una historia, que pese a los avances continúa siendo escrita por millones de hombres que sin perspectiva de género, deben sucumbir a la normalidad que el sistema insiste en imponer, siendo esta estrategia de mesura, de contención de las emociones, el escenario perfecto para vivir la no vida, que por cierto involucrará a todos y todas aquellxs que viven cercanxs a su entorno.
La historia
Ennis y Jack son dos jóvenes busquillas que cruzan sus vidas en un verano en que trabajarían cuidando los rebaños de ovejas de un personaje (Gary) que poco participa , pero que en sus pocas apariciones se hace un tanto aborrecible.
Como buenos machos , alejados del mundo y perdidos en la montaña desarrollan su trabajo, sin problema y haciendo gala de la masculinidad construida y acentuada en este segmento de la población : los vaqueros.
Como recios hombres durante las dos primeras semanas casi no hablaron, casi no sonrieron, sólo depositaron sus enormes cuerpos de sementales que derrochan virilidad en esa tierra olvidada por la vida , sobrecogida a cada instante por los efectos de la naturaleza . El tiempo abriría las puertas para que el silencio fuese reemplazado por palabras y por risas, transformado en el paso hacia lo femenino de cada uno sin que esto caiga, por cierto, en el estereotipo de la conducta femenina.
Un carpa que permite capear el frío y unos cuerpos que se unen y descubren en sus formas similares el placer y el amor que se proyectaría por todas sus vidas, permite que descubran en una noche de frío que eran algo más que dos hombres trabajando juntos.
Desde allí el resguardo de su secreto se hizo a golpes de encuentros y desencuentros. Se casaron , tuvieron hijxs, se siguieron amando de la manera más brutal: sin identidad, como dos hombres, sometidos a la heterosexualidad.
Una música a la altura de Santoolalla, enmarcó las emociones que comenzaron a desprenderse por ese cine repletado por gays , lesbianas y algunas trans.
Un final majadero y premeditadamente triste. Un final que sugiere la comparación entre una vida que nunca fue y que termina y de una vida que será , pero que, probablemente nunca sabrá de otras vidas, conservando de esta forma los principios históricos del patriarcado. En este sentido la película nos enfrenta nuevamente a que la discriminación a lxs no heterosexuales es discriminación por género, por lo que el tema que siempre está pendiente es precisamente este: el género.
El séptimo arte nos ha entregado nuevamente insumos para continuar la discusión, pues es esta la historia de cómo el patriarcado ha logrado generar un modelo tan impenetrable que seguramente esos gays, aparte de sufrir la no-vida, lo que sufren es la comparación que se puede hacer con ellos en torno a la femineidad que no desean, en torno a la masculinidad que el amor que los devasta les arrebata.
El cercenamiento del pene ejecutado por otros “varones” a un hombre que amó a otro hombre, que se muestra en la película es definitivamente el cercenamiento de la mujer que puede poseerlos en algún instante de sus vidas, lo que nos sirve para entender que muchos gays , muchos hombres en realidad no odian que les digan mariquitas, si no que lo que odian de verdad es ser comparados con las mujeres.
La construcción cultural del patriarcado tiene que ver con la soberanía, con la hegemonía de lo masculino y deben ser los gays capaces de darse el tiempo para reflexionar en torno a esto, porque aquí no tenemos sólo un hecho que marca la discriminación del amor entre dos hombres, si no que tenemos la discriminación a la misma identidad homosexual(ninguno se asume gay y que en hoy se sigue dando), tenemos una bisexualidad mal llevada que insiste en construirlos bajo los cánones del regímen heterosexual, tenemos el sufrimiento de las esposas ya con la carga eterna de su historicidad de dominadas y por cierto tenemos, valga la reiteración la misoginia , representada en el odio hacia el constructo mujer y como ha sido significada.
De igual forma vale decir que sin ahondar en lxs más o menos discriminadxs- puesto que algunxs sólo podrían pensar en la vida de los protagonistas y otrxs como lo indica el activista gay Víctor Hugo Robles en las mujeres o en la capacidad del sistema para clasificarlo todo, como lo indica Freya Schneider, activista lésbica- es esta una historia en donde hay sufrimiento, en donde la libertad se ha recortado sólo para algunxs y en donde la capacidad de comprensión y de disidencia es fundamental para revertir una situación que en la actualidad sigue desarrollándose, lo que podríamos llamar el triunfo de lo masculino.
El personaje favorito
Tanto Ennis como Jack, se transforman de una u otra manera en personajes favoritos , por la empatía que somos capaces de generar ante historias que son más que conocidxs por nosotrxs, sin embargo y disculpándonos por la majadería, creemos que el personaje principal se la película se está construyendo a partir del público que asista a verla y que sea capaz de preguntarse aquellas cosas que habitualmente no se pregunta. En estas líneas ya hemos lanzados algunos hilos del debate personal o colectivo que podría iniciarse frente a la misoginia, lo femenino, lo masculino, la relación del hombre con lo gay , con la loca , con la mujer, la mujer sometida, la clasificación a través de identidades(muchxs que no conocen nada del mundo homosexual podrían sorprenderse de la falta de ademanes femeninos de los personajes).
¿De dónde viene la discriminación a la loca?, ¿Por qué soy capaz de no interesarme por la historia de las mujeres de la película, apartándolas del engranajado patriarcal que se esconde en cada centímetro del film?, en fin son preguntas que podrían formularse frente a su exhibición.